Octava XII
Aunque amargas, y sólo por momentos,
tendremos palmas en las manos todos;
palmas, que las mayores en los vientos,
no han de alcanzar, ni ardiendo, los dos codos.
Entonces, posteriores sufrimientos
nos haran leves, libres de los lodos:
las ultimas mejillas, viento en popa
irán sobre la un punto china Europa.
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